MINDFULNESS
jueves, febrero 02, 2017Mindfulness: atención plena o consciencia plena, prestar atención, de modo intencionado, al momento presente, con una actitud de curiosidad por ver lo que descubrimos al observarnos, tanto fuera como dentro de nosotros.
Seguramente a estas alturas todos hemos oído
hablar sobre esta práctica que cada vez tiene más adeptos y de la que todos
hablan de maravilla.
Patricia Díaz-Caneja, probablemente unas
de las mayores expertas en educación que tenemos en España, ha publicado su
primer libro “El Bosque Tranquilo.
Mindfulness para niños” y hoy nos cuenta en qué consiste y qué puede
aportarnos practicarlo.
¿En qué consiste?
Consiste en observar lo que estamos haciendo, lo que estamos
diciendo, lo que estamos viendo y escuchando, pero también lo que estamos
sintiendo físicamente, lo que sentimos emocionalmente y lo que estamos
pensando.
Todo ello tratando, en la medida de lo posible, no juzgarnos
por lo que descubrimos y siempre con una actitud bondadosa hacia nosotros
mismos
Es importante darme cuenta de lo que SOY y en lo que estoy, en este momento. No en el pasado, ni en el
futuro. Es vivir el presente, conscientemente. Es darme cuenta de que estoy
viviendo. Porque a veces no nos damos cuenta de que estamos viviendo”.
La mayoría de nuestras
preocupaciones, de nuestra ansiedad, de nuestro estrés, incluso de nuestra
depresión, tiene su origen en aspectos que ya han ocurrido o que tememos que
vayan a ocurrir. En el presente, en el diminuto instante que es cada presente, en
el AHORA, no hay preocupación si
somos capaces de sentirlo. Además de ayudarnos a permanecer en el presente el
mayor tiempo posible, nos ayuda a ser conscientes de nuestras emociones, de
nuestros pensamientos, y comenzamos a desidentificarnos con ellos.
Nos cuesta un poco más
desidentificarnos con nuestras emociones. Cuántas veces estamos de mal humor, y
nos creemos "personas malhumoradas" o de mal carácter. No somos ese
mal humor, ni ese miedo, ni tampoco esa ansiedad.
Y más aún con nuestros
pensamientos. Casi siempre vivimos en nuestra mente, y nos creemos lo que la
mente nos dice. La mente es necesaria, por supuesto, y gracias a ella estamos
donde estamos. Pero a menudo olvidamos que es algo más de nosotros, no el todo.
Y nuestra mente a veces es muy crítica con nosotros mismos. Nos dice que no
somos capaces, nos dice que se están riendo de nosotros, nos dice que no
tenemos amigos o que somos un desastre. Y eso tampoco es cierto.
Mindfulness nos ayuda a reconocer todos estos aspectos, a observarlos, a tomarlos con distancia, y comenzamos a responder de un modo consciente, en lugar de reaccionar de un modo automático y programado.
Nos ayuda a vivir
felices y con plenitud. A ser más compasivos y bondadosos con nosotros mismos y
con los demás. A no juzgarnos a nosotros ni a los demás, a querernos más y a
cuidarnos más.
La puesta en práctica
de Mindfulness no es complicada. Lo complicado, como se suele decir, es
acordarse de practicarlo. Se comienza practicando meditaciones cortas que se
van alargando poco a poco, centrándonos primero en la respiración. Digamos que la
respiración va a ser el ancla que nos traiga una y otra vez al presente. Cuando
somos conscientes de que respiramos, y de cómo lo hacemos, ya hemos dado el
primer paso.
¿Es fundamental la
rutina?
La práctica de
Mindfulness tiene dos aspectos muy importantes: la práctica formal y la no
formal. La práctica formal es esa práctica ya sea en forma de meditación en
silencio, ya sea en meditación guiada. Personalmente siento y he visto en mí que
la meditación formal es fundamental e imprescindible si se desea introducir
Mindfulness en la vida de uno.
Además, se han hecho
estudios y se ha comprobado que efectivamente nuestro cerebro cambia al cabo de
8 semanas de práctica formal diaria de 20 minutos.
Luego está la práctica
no formal, que es cada instante de nuestro día a día en el que nos descubrimos
"distraídos" y decidimos volver al presente. Si voy conduciendo y me
doy cuenta de que estoy pensando en cualquier cosa menos en conducir, decido
volver al presente, a las sensaciones físicas, a lo que veo, a lo que escucho,
a lo que siento, a lo que pienso.
Es lo que en mi cuento digo: "cuando juegues, juegas. Cuando comas, come. Cuando camines, camina".
Es importante comenzar
a practicarlo con un profesional, ya sea en grupo o de modo individual, que nos
ayude a comprenderlo y que nos guíe y nos acompañe, al menos hasta que
adquiramos cierta constancia y hábito, y sobre todo compromiso.
¿Beneficios?
La obtención de
beneficios es muy personal. Yo puedo hablar de mi experiencia. Antes de conocer
Mindfulness, yo comencé a practicar meditación. Aunque era en el año 2009, no
se hablaba en España apenas de Mindfulness, y yo simplemente comencé a
practicar Meditación Vipassana, en silencio, atendiendo a la respiración. Mi primer
aprendizaje fue: "la vida es la que es y no la que yo deseo que sea".
Esto implica un gran grado de aceptación y de entrega, y de comprender que no
tenemos casi nada controlado.
La mayoría de las
personas hablan de que lo primero que sienten es que están más tranquilas, que
se concentran más, que duermen mejor, y que tienen menos estrés.
¿A partir de qué edad está
recomendada su práctica?
Yo trabajo con niños desde los 3 años. Y hay
experiencias con niños menores, incluso con bebés. En estos casos, es más bien
una práctica de los padres con el bebé.
Al trabajar con niños
y jóvenes, y también con adultos pero so bre todo esto se nota
más con niños, lo fundamental es la actitud Mindfulness del facilitador.
Siempre me ha llamado
la atención que algunos entrenadores de deportes de niños son todo menos atléticos.
Es posible que lo fueran en su día, pero muchos de ellos ahora no parecen en
absoluto saludables. En Mindfulness esto no sirve. No sirve que yo sea
facilitadora pero que ya no practique. Del mismo modo que un médico ha de estar
al día de su especialidad, un facilitador ha de practicar cada día, durante
toda su vida.
Patricia Díaz-Caneja
http://www.diazcaneja.com/
0 comentarios